En los sueños, la Luna representa la dependencia, el
conocimiento indirecto, la imaginación y el psiquismo profundo. Su relación con
el amor y el romanticismo es uno de los puntos fuertes en su significación
onírica, lo mismo que su vinculación con todo lo femenino. En especial, el
vínculo del soñante con la madre y el tipo de relación que ambos mantienen.
En lo referente a las fases de la Luna, podemos enfatizar
que un paisaje iluminado por la ella siempre es sinónimo de amor. Ahora bien,
cuando ésta aparece en su fase Nueva nos indica armonía; si la fase es Cuarto
Creciente, simbolizará un amor apasionado que crece y decrece de acuerdo con
las circunstancias externas.
La Luna Llena representa, en el lenguaje onírico, la
culminación del amor, mientras que en Cuarto Menguante expresa el amor maduro y
los deseos de maternidad o paternidad. El pequeño satélite de la Tierra siempre
nos habla del amor.
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